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lunes, 4 de mayo de 2009

EL TIEMPO DE LA SALVACIÓN




LA SALVACIÓN: ¿CUÁNDO?

¿Cuándo es que somos salvos?, se han preguntado algunos. ¿Para cuando es la salvación?, se preguntan otros. ¿Podemos saber hoy si somos salvos?, cuestionan terceros. Hay tres opiniones en relación con el tiempo de la salvación: 

1º. Ya fuimos salvados en la eternidad. Dios nos eligió antes de la fundación del mundo. 
2º. La salvación se obtiene hoy, en el momento que creemos. 
3º. No podemos saber si somos salvos hoy, la salvación la obtendremos en el futuro.

Cualquiera de las tres posiciones que adoptemos, excluyendo radicalmente la otra es un error. Es una verdad a medias. La Biblia nos revela y enseña de una forma clara y sencilla lo tres aspectos que, interpretados debidamente no se excluyen, se complementan. Analicemos cada uno.

1º. Fuimos salvos sobre las bases de la elección de Dios.
  •     La Biblia nos enseña que el plan de salvación se gestó en la eternidad. 
Jesucristo “nos rescató de nuestra manera vana de vivir...con la sangre preciosa de Cristo como de un cordero sin mancha ni contaminación ya destinado antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor a vosotros” (1 Pedro 1:19-20), “fue inmolado desde antes desde el principio del mundo” (Apocalipsis 13:8). Este sacrifico se dio por hecho antes que fuera manifestado.
  • La Biblia nos enseña que fuimos elegidos o predestinados antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4) .
Esta elección previa la Biblia revela que fue hecha:
(1) En Cristo (Efesios 1:4). Estábamos contenidos en él.
(2) Por lo cual nuestros nombres fueron escritos en el libro de la vida antes de la fundación del mundo.
(3) Fuimos elegidos según la presciencia o preconocimiento de Dios (1 Pedro 1:2; Romanos 8:29)
 (4) Fuimos predestinados para ser adoptados hijos suyos (Efesios 1:5).

2º. Somos salvados ahora sobre las bases de las promesas de Dios y de nuestra elección.

Aunque Dios conocía de antemano quiénes iba a ser salvos desde la eternidad, sin embargo nosotros hicimos posible la salvación en un momento determinado del tiempo. La salvación es para HOY y HOY la hacemos posible (Hebreos 3:7 y 13; 4:7; 2 Corintios 6:2; Lucas 19:9). Tanto Jesucristo como sus apóstoles enseñaron que la salvación era una experiencia actual e instantánea: la recibe instantáneamente el que cree (Juan 10:9; Hechos 2:21; Romanos 10:9; Efesios 2:5-8; 2 Timoteo 1:9).

El Señor Jesús habló de la realidad presente de la salvación de la siguiente forma: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:36; 6:47); “El que cree al que me envió tiene vida eterna” (Juan 5:24); “Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).

Pablo se expresó de la siguiente forma sobre la realidad presente de la vida eterna: “Y él os dio vida...cuando estabais muertos en pecados” (Efesios 2:1).

Juan nos dice: “Sabemos que hemos pasado de muerte a vida” (1 Juan 3:14); “Estas cosas os he escrito a vosotros los que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios” (1 Juan 5:13).

La responsabilidad cae sobre nosotros. La decisión la tenemos que hacer nosotros y está condicionada a si creemos, si lo recibimos, si lo aceptamos:eEl que cree, el que le abre el corazón, el que le busca. “A todos lo que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).

El Espíritu Santo no permite que estemos en la duda sobre la realidad de nuestra salvación, “Porque el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu DE QUE SOMOS HIJOS DE DIOS” (Romanos 8:16) .

3º. No somos salvos ahora. No podemos saberlo.

En este grado de incertidumbre tal, viven muchos. Se dicen cristianos pero no pueden dar fe de su salvación.

Esta situación es altamente preocupante porque es indicio de no hacer nacido de nuevo y sin el nuevo nacimiento es imposible ver el reino de Dios. Aunque nuestra salvación ha de ser consumada en el futuro reino de Dios, sin embargo, como ya hemos estudiado, la experiencia de la salvación es una experiencia real del presente y quien no pueda dar fe de ella es que todavía está perdido. 

Sin embargo, el aspecto futuro de nuestra salvación es enseñado en la Biblia también. La Biblia nos habla de ella como algo alcanzable en el futuro porque su consumación está en dependencia de:

(a) Nuestra perseverancia hasta el fin: “El que persevere hasta el fin será salvo” (Mateo 10:22 y 24:13). Recordemos: nadie puede perseverar en algo que no tiene.
(b) Nuestra justificación presente es la base para nuestra salvación futura (Romanos 5:9).
(c) Jesús viene para salvar a los que esperan en él (Hebreos 9:28).
(d) La salvación está acondicionada a la victoria de los creyentes en medio de sus pruebas. (Apocalipsis 2:7; 2:11;2:17; 2:26; 3:5; 3:12; 3:21).
(e) Nuestra salvación futura está acondicionada al cuidado que Dios tienen de sus hijos. (1 Pedro 1:5).

Toda esta verdad revelada en la Biblia nos prueba que fuimos, somos y seremos salvos.


¿Como se conjuga la voluntad de Dios con el libre albedrío del hombre para obrar la salvación? 

Es un misterio de la gracia. “La voluntad de Dios es que todos los hombres sean salvos”. Él lo ha provisto todo para que el hombre sea salvo. Pero es el hombre tiene que creer. Dios puede presionar al hombre pero no lo obliga, hace provisión al hombre de todos los elementos viables para que crea pero no lo obliga; sin embargo, la promesa de Dios permanece firme: “PARA QUE TODO AQUÉL QUE EN ÉL CREE NO SE PIERDA, MAS TENGA VIDA ETERNA” (Juan 3:16).

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