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lunes, 4 de mayo de 2009

LA REGENERACIÓN




Mientras que la justificación tiene que ver con un cambio de posición, la regeneración tiene que ver con un cambio de condición. Mientras que la justificación es de carácter externo, la regeneración es de carácter interno. Mientras que la justificación tiene que ver con el cambio en la condición legal ante Dios, la regeneración tiene que ver con un cambio espiritual y moral delante de Dios. El hombre necesita ser justificado porque es culpable ante Dios, necesita ser regenerado porque se ha corrompido delante de Dios.


La regeneración es el “cambio” y/o “transformación” de la naturaleza humana. Se conoce también como “nuevo nacimiento” porque da inicio para comenzar una nueva vida con Dios. La palabra regenerar quiere decir “volver a generar”.

El hombre degenerado es regenerado. Al hombre muerto en pecado se le imparte vida.



Para entender la naturaleza de la regeneración es necesario apelar a las figuras que se utilizan para representarla:

1. Un nuevo nacimiento. 

Jesús se dirigió a Nicodemo con las siguientes palabras: “De cierto, de cierto te digo que el que no naciere del agua y del Espíritu no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:5), “No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez” (Juan 3: 7). 

Estas palabras plantean algunas premisas:

   a. El nuevo nacimiento o regeneración implica el corte de relación con la vida antigua (1 Pedro 1:17-18; Efesios 4:22-32; 2 Corintios 5:17; Romanos 12:2).

   b. El nuevo nacimiento implica el comienzo de una nueva vida( Romanos 6:4; 2 Corintios 5:17).

   c. El nuevo nacimiento implica el comienzo de la participación de la vida del reino. (Juan 3:5).

    d. El nuevo nacimiento nos coloca en posición de hijos de Dios. Somos nacidos del Espíritu y es el Espíritu el que nos da testimonio de que somos hijos de Dios (Juan 1:11-13; Romanos 8:15-16).

     e) El nuevo nacimiento nos coloca en una nueva relación con el Padre. Heb. 12:1-11.

2. Una resurrección. 

“Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba y no las del tierra,.... porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios...” (Colosenses 3:1-3 ).

“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Crito resucitó de los muertos, nosotros andemos en novedad de vida" (Romanos 6:4). 

Tanto el nuevo nacimiento como la resurrección llevan implícitos el mismo pensamiento del comienzo de una nueva vida. Esa vida es impartida por Cristo: “en él estaba la vida...” (Juan 1:4); “Yo he venido para que tengáis vida y vida en abundancia” (Juan 10:10.  Véanse también: Juan 3:36; 5:24; 10:28, etc.), y hecha efectiva por el Espíritu Santo (Juan 6:63).

3. Un lavamiento. 

“Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la renovación en el Espíritu el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador” (Tito 3:5-6). 

El agua es símbolo tanto del Espíritu Santo como de la Palabra escrita por su capacidad limpiadora y purificadora. Se hace referencia también al poder limpiador de la sangre de Cristo, porque “la sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:9).






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